Matrimonio y mortaja, del cielo bajan

Muchas mujeres latinoamericanas conocen ese dicho, uno no sabe al casarse, si te sacas la lotería o te revientas la vida, pero puede hacer algo al respecto. Con respecto a la mortaja, que viene a ser la muerte, lastimosamente no se puede hacer nada, pero en cuanto al matrimonio, si se puede.

Hay muchas chicas que están de novias muy ilusionadas en que han conocido al príncipe, así también estaba yo no hace mucho y no tomé las precauciones que debí, en caso de que mis sueños no fueran lo que yo esperaba.

Hay que tener siempre un segundo plan en caso de que las cosas no salgan como uno las planea. Cuando se te cae el mundo porque ves que tu príncipe se convierte en un monstruo que no habías visto antes, con los miles de defectos que escondió muy bien o que tu, ciega, sorda y testaruda no pudiste ver, el llanto y la angustia son pan de cada día, y esto te llega a enfermar, porque estás aquí sola y no tienes a donde escapar.
Entonces sugiero que antes de casarse y venirse a vivir a Alemania, dejando todo en sus países, como hice yo, tengan más de un boleto de escape. Eso es, por ejemplo, un boleto sin fecha de retorno a sus países, o dinero en una cuenta, o la ayuda de familiares o amigos, y que sus parejas no lo sepan, ese es un haz bajo la manga.
Hay muchas otras cosas que pueden hacer, es cuestión de pensarlo.
En nuestros países, cuando alguien se casa y no le va bien en el matrimonio, se separa y se va a la casa de sus padres o de amigos o se renta un apartamento, pero aquí eso no se puede hacer y uno se muere de rabia e impotencia, sentimientos tan negativos que nos hacen enfermar.
Cuando nuestro sistema inmunológico funciona bien, es cuando resistimos las enfermedades, pero cuando tenemos tan frecuentemente esos sentimientos que nos embargan porque el hombre que creíamos Príncipe, es un tal por cual que nos maltrata o lo que sea que haga que nos hace sentir mal, nuestras endorfinas decrecen y empiezan las enfermedades psicosomáticas, aquellas que son el resultado de nuestras emociones.

Cuando ya estás en medio del mar, como yo, lo único que queda es empezar a nadar, alcanzar la costa, construir tu choza, en fin, planear tu vida, otra vez, hasta que tengas la oportunidad de hacer otra vez lo que tu escojas y no verte obligada a hacer lo que tu esposo u otros quieren.

Me gustaría que otras mujeres u hombres que han venido a esta tierra nos cuenten sus experiencias, de cómo hicieron, no todos tuvieron malas parejas, pero a todos nos cuesta el proceso de acostumbramiento.

Luz Clarita 27 jan 2009, 05:22 - Signaler un abus