Mi marido alemán

  • Soy venezolana y estoy casada con un alemán. Llevo con él desde hace unos seis anios y ya tenemos un bebito de tres anios. Me entristece mucho escuchar vuestras historias ya que al principio yo pensé que me iba a pasar algo así pero la cosa cambió radicalmente. Os cuento: pues hace unos seis anios conocí a este alemán cuando vino a Venezuela por temas laborales. Nos veíamos unas cuantas veces a la semana, se mostraba bastante serio, frío y distante porque cuando yo le decía algo, apenas respondía más que una palabra o dos. Claro, supongo que es algo típico en los alemanes, no le di mucha importancia al principio. Pasaron muchos días y noté un ligerito cambio en su comportamiento, pensé que le había pasado algo bueno porque tenía una cara bastante feliz además de que hablaba más y se interesaba un poco más. Puede que resulte un poco tonto y tal, pero me acuerdo que aquel día, cuando yo le dije "hola", él en vez de responderme lo mismo y seguir con su trabajo, me preguntó "¿qué tal?". Me río cada vez que lo recuerdo porque siempre pasaba de largo después del saludo y aquella pregunta me pilló por sorpresa, un poco más y le ignoro sin querer.
    Llegamos a mantener una conversación más o menos normal (no del todo pero casi, jajajaja). A partir de aquel día comenzamos a hablar más seguidamente y yo lo noté un poquito más confiado. Él me contó que le costaba bastante adaptarse a la sociedad venezolana porque las cosas son muy distintas allá en Alemania. Entiendo que vosotras digáis que os cuesta mucho adaptaros a las costumbres alemanas, pero tenéis que comprender que a ellos les cuesta también lo suyo adaptarse a nuestra cultura.
    Pasaron los días y charlábamos con más regularidad hasta que nos hicimos amigos y él me invitó a cenar. Aquella noche podría decirse que comenzamos nuestra relación. Yo ya había salido también con algunos chicos latinos y en esos momentos, más que nada, quería probar cosas nuevas y por eso acepté salir con él. Al principio resultó bastante interesado por mi parte pero más adelante cambió mi forma de pensar sobre esta relación.
    Él seguía comportándose seriamente y siguió con su escaso sentido del humor a pesar de que ya manteníamos una relación estable. Al principio me resultó interesante que él fuese así porque me gustaba su madurez, responsabilidad y que era un chico muy misterioso, según mi punto de vista, pero luego comenzó a molestarme que nunca dijese más que lo justo y necesario y que apenas mostrase sus sentimientos.
    Pero en fin, digamos que llegó el momento clave de esto, que vosotras decíais que era casi que lo peor. Él se tenía que volver a Alemania porque su trabajo en Venezuela ya había acabado. Tenía dos opciones; quedarme en mi país con mi familia y mi tierra, o ir a Alemania, que fue algo en lo que insistió bastante mi marido en aquel momento. No sabía qué hacer porque aunque en cierto modo me molestase su forma de ser, sabía que si se iba él solo a Alemania le iba a echar en falta. No sería lo mismo, hay que pensar que me saludaba todos los días y para mí eso ya era costumbre, jajajaja. Al final decidí irme a Alemania con él, fueron muchas las causas que me movieron a hacerlo y teniendo en cuenta la cantidad de cosas que dejaba atrás, tuve que pensarlo durante mucho tiempo.
    Estando en Alemania muchas veces me arrepentí de la decisión que tomé pero otras muchas me alegré. Él había cambiado para bien, ahora era mucho más tierno, romántico y me contaba bastantes cosas. Llegué a pensar que estar en su país le había devuelto la confianza y le había hecho cambiar. Pasaron dos anios desde que nos conocimos y entonces nos casamos. Para mi sorpresa, no sé si es algo que hacen los alemanes porque piensan mucho en su economía, me pidió una separación de bienes. Acepté porque yo siempre he sido una viva la vida, inocente y no me importaba. Quiero decir, me importaba porque yo no tenía dinero para solucionar mi vida sola, pero no iba a obligarle a compartir conmigo el dinero que él había cobrado porque se lo había trabajado, yo lo que hacía era aprender alemán y trabajar en la casa para que él estuviese a gusto.
    Despues de un tiempo, él me propuso buscar trabajo porque le parecía bastante mal que yo sólo me preocupase de la casa y no de ganar algo de dinero. Por una parte pensé que se estaba empezando a preocupar demasiado por el dinero pero por otra es algo que vi razonable, aunque la idea de trabajar en un país en el que no dominaba bien el idioma me asustaba un poco. Él me ayudó bastante a encontrarlo y a sentirme a gusto con el trabajo y supongo que eso es algo que se agradece. Luego ya no pasó mucho más hasta que hace tres anios concebimos a nuestra pequeñita y mi marido y yo decidimos ir todos los veranos y algunas fiestas a Venezuela para ver a mi familia.
    Bueno, estoy en Venezuela pasando las vacaciones y no pude resistirme a comentar, es algo que os cuento porque según mi punto de vista no hay que generalizar con los alemanes, ya que agradezco enormemente al alemán que me ha tocado como marido, ya que es una bellísima persona que se preocupa por mí y por mi bebita.

    orgullosa de los alemanes 12 juil 2009, 01:51 - Signaler un abus
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COMO SON LOS HOMBRES ALEMANES?

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