Más de 50 bandas de colombianos actúan en Madrid

  • Madrid se ha convertido en el destino preferido para los narcotraficantes, atracadores y sicarios colombianos. Más de 50 bandas organizadas de ciudadanos de ese país actúan en la capital de España con cierta soltura. Se han especializado en robos violentos a chalés, asaltos a joyerías, ajustes de cuentas y tráfico de drogas. Además, sus integrantes están pertrechados con un buen armamento y poseen vehículos de gran cilindrada para sortear a las unidades policiales.


    Esas mafias de pequeños grupos colombianos traen en jaque a las Fuerzas de Seguridad porque poseen una gran facilidad para reorganizarse.Se reproducen como esporas y los departamentos policiales de delincuencia internacional y crimen organizado no tienen tiempo para relajarse.

    La policía, cada cierto tiempo, logra desarticularlas, pero a continuación vuelven a recomponerse con nueva y desconocida mano de obra. En Madrid resulta difícil encontrar a un buen fontanero, pero no tanto a un peligroso sicario.

    Un pistolero de una de esas bandas, en la actualidad en libertad provisional, manifestó a EL MUNDO que conseguir en el mercado negro de Madrid una pistola, limpia y sin antecedentes, cuesta 600 euros y contratar a un asesino a sueldo para que elimine a un enemigo, 4.000 euros. «Además, para encontrar a un sicario dispuesto a apretar el gatillo no es necesario viajar hasta Colombia, lo puedes encontrar en Madrid y existe una larga lista con nombres», señaló.

    Las unidades de la Jefatura Superior de Policía, las que mejor conocen el submundo del hampa de la capital, disponen de un amplio fichero de colombianos peligrosos. Hasta la fecha, no les ha ido tan mal porque han colocado entre rejas a los más sanguinarios: Diego Aníbal Correa Bohórquez El Chucky, Elvin Andrés López Flores Bang Bang, Juan David Martínez Ruiz El Tiki y Juan Gabriel Echevarría Osorio El Gabrielito.

    El índice de penetración de las bandas comenzó a descender en 2001 gracias a los buenos resultados de la denominada Operación Café, desarrollada por la policía de Madrid. Los agentes consiguieron reducir el número de robos en joyerías y chalés de lujo.

    Pero debido a la atomización de los clanes, que escapan a la jerarquía de los grandes carteles, la acción policial se hace cada vez más difícil. Esa situación de dispersión provoca una mayor rivalidad por el reparto del negocio y la proliferación de ajustes de cuentas. En los dos últimos años ha sido asesinado en la capital un extranjero cada cinco días, casi siempre por ajuste de cuentas.

    En 2001, se cometieron 69 asesinatos, de los que 16 eran de colombianos.En el 2002, cayeron abatidos sobre el asfalto 75 extranjeros, de los que 11 procedían de Colombia. El móvil: ajuste de cuentas entre bandas rivales por desavenencias con alijos de drogas o deudas.

    La comunidad colombiana en Madrid no es la más numerosa, pero sí la más ruidosa. En junio de 2002 estaban censados 67.556 colombianos, que sólo se veían superados por los ecuatorianos.

    Sin embargo, ese padrón de población es engañoso porque existe otro censo sumergido, formado por colombianos sin papeles o con documentación falsa, que hace más difícil su localización. Y esa situación no afecta sólo a los soldados de base. Tras dos años de investigaciones, la Audiencia Nacional sigue sin conocer la auténtica identidad de Carlos Santamaría El Negro, que logró fugarse en diciembre de 2001. Incluso, tiene dudas sobre su nacionalidad.No sabe si es colombiano o mexicano.

    Esa especial situación, sin documentos o con papeles falsos, facilita a los colombianos una mayor libertad de movimiento, al mismo tiempo que dificulta las pesquisas policiales.

    Según los datos que maneja la policía, la mayoría de los colombianos que delinquen en España posee antecedentes criminales en su país.A España ya llegan con una tarea asignada. Por todo ello, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía investigan las redes desde su misma base en Colombia. Por eso, desde octubre de 2000, los agentes trabajan codo con codo con sus colegas colombianos.

    Dentro de los grupos mafiosos sólo una minoría son trabajadores que llegan a Europa en busca de un futuro profesional mejor.Pero, más tarde, se ven influenciados por sus compatriotas y caen en las redes de las bandas.

    Los delincuentes colombianos eligen España como campo de operaciones por varias razones: idioma, clima, religión, costumbres, fronteras Cuando aterrizan en Madrid se agrupan según el parentesco familiar o paisanaje. Por eso, cada vez que la policía desarticula una banda sus componentes pertenecen a la misma región o ciudad.A veces, incluso, a una misma calle de Bogotá, Medellín o Cali.

    Las costumbres delictivas de los grupos colombianos sufrieron un cambio en 1999. Dejaron la exclusividad de la droga y se centraron en robos a chalés y joyerías. Desde que la policía puso en marcha la Operación Quilate remitieron los atracos a joyeros y aumentaron los asaltos a chalés.

    Los robos a chalés los ejecutan con las familias dentro para que les faciliten la entrada y la apertura de las cajas fuertes.Previamente, las someten a una dura vigilancia o se aproximan al servicio doméstico. A las chicas las abordan en las salas de baile de salsa y, luego, las engañan o extorsionan.

    Cuando llevan a cabo la operación, los miembros de la banda jamás portan documentos de identidad propios ni conducen automóviles registrados a su nombre. O son robados o se los han tomado prestados a otros amigos que no participan en la operación. De esa forma, evitan que la policía llegue a ellos a través de las matrículas.

    Pero las precauciones no acaban ahí. Nunca guardan el botín o las armas en las viviendas donde residen, ya que disponen de otros pisos francos, alquilados por una familia sin antecedentes.Los jefes de las bandas cambian constantemente de domicilio, que son alquilados por otros compatriotas. Las armas utilizadas pasan de unos grupos a otros para no dejar rastro.

    Las joyas u otros objetos obtenidos de los robos suelen salir físicamente de España en paquetería internacional o por medio de mulas. Estas mulas llevan los cargamentos hasta Bogotá, vía Barcelona o Bruselas, y una vez allí cambian la mercancia por droga. Ese fue el sistema que pretendió utilizar Angel Suárez Cásper con los cuadros de Esther Koplowitz.

    Otras bandas poseen un sistema mucho más doméstico: colocan las joyas en manos de prestamistas también a nombre de paisanos sin fichar y sin antecedentes.

    Las organizaciones colombianas, junto con las chilenas, son las más violentas. Y esa violencia, la mayoría de las veces, es gratuita.En los atestados policiales de robos a chalés aparecen agresiones innecesarias. Aunque, por lo general, la mayor violencia la ejercen sobre sus propios compatriotas.

    Las bandas colombianas tienen Madrid como el centro de operaciones, pero también hacen incursiones en otras ciudades de España, casi siempre por encargo de otros clanes. El paso por la cárcel de muchos de sus miembros provoca que los grupos se internacionalicen.

    SAMUEL ROSSY VISSENT 19 mars 2009, 12:35 - Signaler un abus
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Donde estan los Colombianosen España???

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